sábado, 23 de marzo de 2019

Txiki Muñoz: “Lo que más nos preocupa es que hay una decisión no explicitada verbalmente de romper vínculos con el movimiento sindical y los movimientos sociales”


“La alianza ELA-LAB nunca ha desplegado su potencialidad”


Adolfo Muñoz, Txiki, traspasará su cargo de secretario general a Mitxel Lakuntza el 5 de abril. Cumplirá 60 años, y como marcan los estatutos de ELA, deberá dejar el cargo. Toda una vida marcada en el sindicalismo. Estuvo en 1976 en el Congreso de Euba con 17 años. Se va defraudado por no haber conseguido fortalecer un acuerdo con LAB, pero satisfecho porque el sindicato se encuentra en máximos históricos de representatividad en Hego Euskal Herria, 41,20%, y manteniendo una afiliación por encima de los 100.000 personas. “No es verdad que trabajar elementos alternativos, como hacemos en ELA, resto; no. Nuestra presencia y representatividad así lo corroboran”. 

“Desde 1976, en Euba. Hacíamos cursillos. Me marcaron, fue al final de la dictadura. Allí se hizo el congreso. Al final, tu eres rehén de gente que te enseña. Era una esponja. Tenía 17 años cuando estuve en el congreso. Sería de los más jóvenes. Entré a trabajar en Cegasa con 16 años, entré para verano. Se les olvidó decirnos que había acabado el tiempo para irnos a casa, como había mucho trabajo, y dos meses después nos quisieron echar y no pudieron. Entonces con el fraude de ley, eras fijo. Y me quedé en esa transmisión de escuelas profesionales al mundo del trabajo. Visto con perspectiva, lo que más agradecido estoy es de la gente que me ha enseñado. Entonces, los cursillos eran esenciales, y éramos fieras. Teníamos el gusanillo de querer saber y que es lo que tenemos quep hacer con quienes continúan”.

¿Desde 1976 al 2019 qué ha cambiado?
Muchas cosas. Ha cambiado la sociedad. Ha cambiado el sindicato. Y, es verdad, algunas no han cambiado, van a peor desde ese punto de vista. Ha cambiado la derecha hoy tiene como nunca una hegemonía muy importante en el mundo político, económico, en el cultural... Han sabido aprovechar el tiempo, porque soy de la generación que entra en el mundo del trabajo cuando están terminando los tiempos, ésos que se decían gloriosos después de la segunda guerra mundial hasta la crisis del petróleo, Margaret Thatcher, Ronald Reagan y compañía. A partír de ahí, el neoliberalismo decide que se acabó y ha ido fase a fase, crisis a crisis, aprovechando todo.

La verdad es que te recuerdo hace ya muchos años en el sótano del Gobierno de Lakua, donde estaban los locales de los sindicstos.
No te recuerdo. Trabajé 14 años de Cegasa. De ahí, recuerdo que era un chaval y en las primeras elecciones sindicales, había gente mayor, fuimos  a una huelga en 1979 y, entonces, era secretario del comité, por unanimidad. Tenía 20 años. La responsabilidad del comité era enorme. Dirigía las asambleas con 20 años. Te marca una exigencia, que no quieres defraudar.

De ahí llegas a secretario general en 2008 con la crisis, lo dejas en teoría sin crisis.

No es verdad lo que nos dicen, hay  una crisis instalada. 

De hecho, el Consejo de Relaciones Laborales (CRL-LHK) indica en su último informe sobre el mercado laboral de 2018 que ha subido un punto desde 2017 la contratación precaria de menos de siete días, del 35,7% al 36,7%, lo que supone mas de 330.000 contrataciones. Superprecariedad.

Es así claro. En el ámbito del Estado español leí, porque aquí no se ha hecho eso, un estudio que el 40% de los contratos fijos no duran más de un año, se utilizan como temporales, claro: bajas la indemnización por las reformas  y tienes unas fórmulas contractuales que  han instalado la precariedad en el mercado laboral.

¿Cómo hacemos frente a la precariedad? En este período de crisis hasta 2012 en Hego Euskal Herria se realizaron 6 huelgas generales, en este momento estamos peor y, sin embargo, se han desechado huelgas generales, salvo la última feminista.
El sindicalismo no es solo eso; convocar huelgas, se pueden convocar, no digo que no. El canto más revolucionario, la llamada más revolucionaria. Estamos en un contexto neoliberal, con un marco estructurado para que no se note cuando entra la izquierda y cuando la derecha en el gobierno, con un interés para neutralizar todos los elementos críticos, sindicalismo incluido, con una profundización de elementos del individualismo.  El reto que tiene el movimiento sindical, que es un reto permanente, es volver a sus orígenes. Lo más revolucionario es decirle a la gente que se organice. El  movimiento sindical debe decirle a la gente organízate y, a partir de ahí, tienes diferentes realidades organizativas, cuando a la gente le ofreces espacios hasta culturales, se identifica colectivamente con lo que es el sindicato, son espacios sindicalizados donde puedes hacer sindicalismo de verdad. Es general, no. Queremos sacar ejemplos positivos de la narrativa que tenemos en muchos sitios e intentar trasladarlo porque al  movimiento sindical lo que más le anula es ser rehén de modelos organizativos del pasado. Hemos hecho muchos cambios organizativos, pero en el futuro se tendrán que hacer más. Y luego, claro está, nuestro sueño era y es que izquierda política y movimientos sociales y movimiento sindical podamos hacer algo a nivel coral, lo que pasa es que la izquierda política no está en eso. Todo no puedes.

La precariedad es la base de todo, las dos reformas laborales son las más  transgresoras, pero también a pesar de las crisis es cuando más han ganado y están ganando. ¿Hemos hecho las reformas a medida del bolsillo del empresario?
Sin duda. Todo se ha justificado por una pretendida competitividad, por un modelo pro empresarial total. La clase empresarial en el Estado español es  zángana, porque cuando tiene un problema, el poder político le sirve, le hace la reforma con el objetivo de devaluar condiciones de trabajo para que siga compitiendo en ese maldito mercado internacional. La solución que imponen  no es I+D+i, no; es ‘no se preocupe usted que cada vez que tenga un problema voy a hacer devaluación interna’. Lo que traducido es: ‘ataquemos los salarios y las condiciones de trabajo’. Por eso, la patronal está encantada como el poder político les sirve.

Y los patronos vascos, ¿también están en esa situación?
No hay diferencia. Es una posición de clase. Los patronos vascos deben estar contentos con los gobiernos españoles y con los sucesivos gobiernos vascos y navarros.

Con el Concierto y el Convenio económico se nos dice que nos permite gestionar de una manera diferenciada la política fiscal ¿para qué sirve a la clase trabajadora?

El Concierto económico, igual que el Convenio, es como un martillo, una herramienta que, si utilizas para clavar una punta, está bien utilizado, si lo utilizar para romper la cabeza a alguien está mal utilizado. Permite una capacidad normativa, y en función de servicio que lo pongas, será o no útil. Evidentemente se ha puesto al servicio de las rentas altas de capital y empresariales, hasta el punto que tenemos menor presión fiscal que en  España, que tengamos un diferencial de presión fiscal en Hego Euskal Herria respecto a la UE de aproximadamente 8.000 millones de euros. Lo que pasa es que eso también es posición de clase.

Lo que más nos llama la atención de esa realidad fsical injusta es la falta de debate que existe en la sociedad. También consecuencia de que la izquierda política no le ha dado importancia. Si tu unes el marco con regla de gasto que el consejero vasco Pedro María Azpiazu define como camisa de fuerza, con la que está de acuerdo, y sino cambias política fiscal los presupuestos siguen y seguirán siendo neoliberales, de ajustes y recortes, como los actuales.

¿Por dónde va el futuro próximo?
El movimiento sindical tiene que seguir haciendo lo que hace. Tiene que buscar mayor efectividad. Nosotros a lo que es la base militante le damos mucha importancia, a la formación, a nuestra base militante les formamos en los elementos que tienen que ver con distribución y redistribución. Falla la redistribución, porque han tomado decisiones para que el reparto beneficios sea favorable a las rentas empresariales y porque no se pueden hacer políticas fiscales con política fiscal tan injusta como la que tenemos.

A partir de ahí, estamos haciendo un trabajo importante para que esas referencias no se pierdan. Lo que ocurre es que tu solo no puedes. Por eso me gustaria ese sueño de la izquierda política, la izquierda social y la izquierda sindical coralmente, porque es imprescindible hacer pedagogía, para que cuando a la gente le digas qué es eso de la regla de gasto, sepa lo que es, que no te diga qué es eso, porque la gente no tiene ni idea. No por culpa de la derecha, porque nunca va a hacer una labor pedagógica para que la gente adquiera una cultura que se enfrente a lo que está haciendo, eso lo tiene que hacer la izquierda, y no lo hace.

¿Con la Izquierda cuál o cuáles son los problemas que tenéis?
Lo primero es si estamos de acuerdo en que la derecha tiene esa hegemonía. Pensamos que tiene esa hegemonía para dominar debates, cultura, politica económica, etc. A partir de ahí, la izquierda política en la fase actual le viene a decir a la gente que ‘con mi presencia en las instituciones ya está solucionando’. No es verdad. Salvo que tengas fuerza suficiente para romper el marco, que te impone unas reglas estrechas para que hagas una política diferente, evidente no es posible cambiar la cosas diciéndole a la gente que el referente son ellos en las instituciones, No estoy diciendo que no sea importante que estén, lo que estoy diciendo es que solo así no. Y, a partir de ese hecho, no esperamos nada de la derecha, Y nos encontramos con una Izquierda que no sabemos porqué internamente [y públicamente] han dicho que están buscando el centro político, porque, nos dicen, que es ahí donde se ganan las  elecciones. El centro político fisicamente no existe, se mueve. Hoy está la extrema derecha, la derecha...y, en ese sentido, lo que más nos preocupa es que hay una decisión no explicitada verbalmente de romper vínculos con el movimiento sindical y los movimientos sociales. Porque tu podrás hacer más o menos pero eso...

¿Para no quitarles el protagonismo a ellos?
No lo sé, porque no sé que protagonismo buscan. Si buscan un protagonismo de certificado institucional, si aceptan las proclamas que desde la derecha política se les hace, olvídate del movimiento sindical si quieres entrar en el reparto del status quo que existe.

¿EH Bildu quiere llegar a acuerdo con el PNV como lo han repetido?
Pues no adquiere compromisos con el movimiento sindical. Se ha visto con claridad meridiana en el debate presupuestario y en el debate sobre las leyes posteriores de la RGI, etc. En ese mismo contexto había una ILP presentada por la Carta Social y ha pasado desapercibida en el Parlamento. Era un planteamiento alternativo que abordaba la renta y el  derecho  la vivienda. Si tu estás queriendo aparecer como útil en la búsqueda del acuerdo con el Gobierno PNV-PSOE, evidentemente, a ti no te interesa dar referencia a eso. En las instituciones no hay voluntad de dar eco a las demandas que se trabajan social y sindicalmente. Y eso es por una decisión deliberada de romper vínculos con el movimiento sindical. La izquierda cuando ha tenido más identidad de izquierda, hasta cultural, ha sido cuando tenia relación con ese origen sindical. No estoy hablando de subordinación. Porque la izquierda otro planteamiento que debe de dejar, es tener toda obsesión de tutelar todo lo que existe en la sociedad. No somos una organización para tutelar, pero no significa que quieras una izquierda fuerte. Pero no somos capaces, porque no existe esa voluntad.

¿Porque la izquierda mira al centro, en vez de la izquierda?
Tiene un previo, que no se le da valor a lo social. Eso se nos ha verbalizado: ‘lo social no suma’. Nos dijeron.

¿Si desactivas lo social tenemos menos futuro?
Es fuerte esa decisión de que lo social no suma. La estrategia la basan en  los acuerdos de país con el PNV y, evidentemente, para los acuerdos de país en clave interclasista, que ya no lo es, sino que están enclave neoliberal. La política que se hace es relativizar el modelo de sociedad y quienes demandamos un modelo de sociedad más justa, y que se concrete, no quieren ningún compromiso con nosotros. Podrás conseguir más o menos, pero cuando tu punto de partida es que estás buscando elementos de certificación, que lo social no suma para tu proyecto, y rompes los vínculos con el movimiento sindical, y no te haces eco de lo que social y sindicalmente se trabaja está claro que con nosotros no va.

En el contexto internacional, no digo que sean los modelos, pero los enumero: tienes a Jeremy Bernard Corbyn en Inglaterra, Alejandría Ocasio-Cortez, que está planteando la revisión de la política demócrata hasta extremos de poner tipos impositivos a las rentas altas del 70% al 80%, como había antes. Tu ves en la izquierda que haya voluntad de liderazgo, si no ya para el cambio sí para hacer pedagogía, pero no hay voluntad. Y el referente para nosotros es que con nosotros el referente es el compromiso.

¿Es que la pedagogía se hace en la calle, como bien decía y practicaba Periko Solabarria pisando barro?
Claro, sí, sí. En este país hay realidades sociales, pero no vemos que haya voluntad. No les interesa nuestra interpelación y es una parte de las razones de la crisis ELA-LAB.

¿Dejas al sindicato bastante alto y fuerte?
Detrás de eso hay una explicación colectiva. El secretario general lo que hace es poner voz a una reflexión. Nuestra hipótesis era que en la medida que existía la organización armada había cosas que no se podían hacer: una estar o no a favor de la acción armada y, la otra, qué imposibilita construir la propia existencia de esa acción. Pero nuestra hipótesis ha fracasado. Nuestra hipótesis era: desaparecida ETA, la izquierda se va a la izquierda y el movimiento sindical con dos organizaciones potentes: ELA y LAB, jugábamos un espacio desde la autonomía. Si hubiese sido la decisión, como la labor de la izquierda abertzale para que ETA ya no exista, lo sindical y social hubiera cobrado fuerza, pero su hipótesis no ha sido ésa. Lo que no vale es que no hay otra. ¿Dónde hay en Europa un movimiento sindical mayoritario en claves de contrapoder? ¿Dónde  tienes un sindicato con más de un 41% que está en clave de contrapoder, en clave de apuesta en contra del neoliberalismo, ¿dónde lo tienes? Se  desprecia lo que te pueda dar. Es muy definitivo en la fase actual.


¿Se abandonan de forma deliberada esos elementos alternativos?
Sí, es una decisión. 

¿A dónde nos lleva?
Tienes Europa.

¿Pero vemos lo que pasa en Europa, y no funciona?
Esa es la reflexión que debe hacer la izquierda en general no solo de Euskal Herria. La izquierda en esta fase neoliberal de crisis, cuando se disciplina a Syriza en Grecia, se dice a la izquierda en general que no quiero un acuerdo contigo. Quiero que te disciplines. No disciplinan Grecia, sino a toda la izquierda que en parámetros institucionales acepte memorándum, etc. 

Ya pero ¿para cuándo ha llegado Grecia, la izquierda europea ya estaba bastante disciplinada, bajo una socialdemocracia de fracaso en fracaso?
Puedes tener un proyecto electoralmente mayoritario y fracasar en tu proyecto político. El PSOE puede mejorar el resultado en la próximas elecciones generales, sí; pero el PSOE en relación al proyecto socialdemócrata es un  fracaso total. Es el responsable del cambio de la Constitución del 125. [El que dio valor a devolver la deuda en vez de rescatar a las personas de la crisis económica]

El presidente español Pedro Sánchez, dijo que iba a quitar la última  reforma, pero no ha quitado nada.¿La política se basa en marketing?
Si toda la política es rehén de los efectos mediáticos, detrás de eso no hay proyecto. 

¿Hay una cesión a la élite económica?
Sí, sin duda. Pero desde un punto de vista de clase no subestimas al enemigo, porque tiene la hegemonía, a partir de ahí nuestro objetivo no es agradar a todo el mundo, porque no puedes. Y tienes una premisa desde el análisis ideológico de si no te mueves no hay nada. 

La clase trabajadora está perdiendo el tren del desarrollo económico, que sí se produce, porque en Hego Euskal Herria estamos entre las regiones europeas con más riqueza, y crece, pero en el reparto por persona no se ve la misma. Luxemburgo con menos riqueza, reparte más. ¿La clase trabajadora se está quedando descolgada aquí para llegar a un reparto más justo?
La clase trabajara está viva, más allá de que indiscutiblemente ha habido un intento de eliminarle los elementos de identidad. En el ámbito sindical, según datos de CCOO, el porcentaje de huelgas en el ámbito del Estado español es más bajo que aquí,. Hay una realidad sindical diferente. Al final todo son burbujas. Porqué en un ámbito determinado consigues que tu militancia sindicalice un sector y vaya a una asamblea de colectividades que tenga más conciencia de clase que en una empresa histórica e industrial donde estaba todo escrito el ámbito. Qué determina esa situación, la conexión de militancia formada con referencia,  que trabaja el ámbito. Que no se quema, porque es una carrera sin sabores. Por eso, te digo que hay realidades, que sacas elementos positivos, y otras que no son así.

¿De las movilizaciones de los pensionistas qué conclusión sacas?
Marcan la diferencia con la realidad sindical, y  las mujeres también. Del 8 de Marzo dentro del movimiento feminista hay una especificidad que es una mayoría sindical vasca que convoca huelga general. Desde un punto de vista de clase y feminista. Hemos avanzado. Pero recierdo que tenemos confluctos con cara de mujer: en etxez etxe, en Bizkaia, en limpiezas (Garbialdi) y residencias en Gipuzkoa. 
Las mujeres están discriminadas, porque están en peores condiciones y salarios, pero en los sectores feminizados están doblemente castigadas porque no pueden utilizar el derecho a la huelga, como lo puede utilizar un hombre en un sector no feminizado. En industria se convocan huelgas y no hay servicios mínimos, mientras que las mujeres tienen la amenaza permanente que anula y devalúa la huelga. Tenemos huelgas que se alargan porque ponen servicios mínimo del 80% de servicios mínimos, o el Departamento Empleo y Justicia que dicta servicios mínimos en juzgados que abarcan un día completo, siendo larte de protesta sindical.
Por eso digo que hay mucha hipocreesía de las instituciones con el 8 de Marzo. Tienen una estrategia para hacerse con el día. Para eliminar de la reivindicación cualquier elemento que tenga que ver con la interpelación a las políticas públicas, cualquier elemento que tenga que ver con un origen económico el elemento de desigualdad. Se han apuntado, porque la ola era grande. Deciden que hacen huelga, con ese componente hipócrita del día 8 de marzo, pero el resto de días participan de estrategias que favorecen la discriminación, porque la brecha salarial continúa y desprecian a las mujeres que están en huelga.

¿Estás triste o defraudado por no llegar a un acuerdo con LAB?
Me voy frustrado. Le doy importancia en explicar la historia. En 1999 en tiempos de Lizarra pensamos, y nos equivocamos, que ETA no volvía. Lizarra fue un acuerdo interclasista. Y a LAB le propusimos que había que reforzar el espacio de izquierda sindical y social, Para hacer eso, ellos lo interpretaron como una ‘opa’ hostil, había que intentar eliminar aquellos elementos que nos llevaban a la competencia en el modelo de intervención, no a la competencia electoral, cada uno tiene su competencia. Planteamos el debate de la caja de resistencia, el debate como abordar Ipar Euskal Herria, y el debate de la colaboración de las fundaciones. Nos dijeron que era una ‘opa’ hostil. Más tarde nos dijeron que no conocíamos a la izquierda abertzale cuando hicimos esa propuesta. Queríamos ver un futuro. Y alguien fue más claro cuando dijo que ‘ahora toca crecimiento de LAB’. 

Nunca la alianza ELA-LAB ha desplegado su potencialidad. Ha habido básicamente dos problemas, y en origen entendemos que está la izquierda abertzale que entiende la alianza como un elemento instrumental para dar cobertura  a un planteamiento político partidario. Y nosotros decimos no. En  esta fase, incluso, los desencuentros se explican y se nos habla del papel de sherpa que tiene que desempeñar el movimiento sindical, como si no tuviéramos intereses propios. Se explicita de las cosas importantes y otras subordinadas. Y alguno habla de los 'txikimundos”. Los elemento de clase, sindical y social, no son elementos a relativizar.

El segundo elemento tiene que ver con la acción sindical: si el objetivo del movimiento sindical es hacer frente a la precariedad, y la precariedad es un tesoro en manos de la patronal y  es un referente; por tanto, hace falta conflicto y hace falta huelga, LAB dice que la huelgas deben ser cortas y efectivas. Nosotros no tenemos bola de cristal para saber eso, lo que sí sabemos es que tenemos problemas cuando queremos plantear una huelga para abordar esa situación. Esos son los elementos, los desencuentros.

Derecho a decidir, independencia ¿dónde estamos. Tenemos futuro y las elecciones cómo las ves?
Hay una lucha de espacios electorales, y cada uno tiene perfecto derecho a actuar. Mariano Ferrer decía en una entrevista en Landeia que después de ETA hay una resaca, que va a costar tiempo superar. No estamos en una fase de ganar la independencia al Estado español, porque no hay una relación de fuerzas. A partir de ahí,  tenemos un Estado español que no es democrático, mira lo que han hecho en Catalunya. Rubalcaba es el que  probablemente mejor define la fase: ‘vamos a  hacer cosas que no deberíamos, se van a lesionar instituciones, pero hay que hacerlo’. El PSOE forma parte del 155 y es una lectura  que vale para Catalunya y Euskal Herria. A partir de ahí, en esa confusión de fases desde nuestra opinión, la izquierda abertzale plantea que el camino son los acuerdos de país con el PNV. A nosotros, en privado, la Izquierda Abertzale nos ha dicho que el PNV no está. Y no hace falta más que leer al PNV que expresamente dice que lo que vaya a salir del Parlamento Vasco tiene que ser transitable en España. Hoy en esta España es transitable la involución. Tenemos un PNV que la involución la vende como un triunfo. Nuestra convicción es que el PNV no quiere. Lo que nos preguntamos es ¿por qué te empeñas en mantener ese referente?  ¿Otros referentes nos van a colocar en la soberanía? No. Pero puedes ir trabajando en ese sentido. Pensamos que se podía hacer.

En esta fase que estamos, van a vender la transferencia de la A68 como un auténtico logro. Pero el qué del autogobierno, el cuándo de las transferencias y el cómo de las transferencias lo decide unilateralmente el Estado. Y en el cómo para convertir a las instituciones vascas como gestores de leyes de base que son las que hace el Estado. PNV está tremendamente cómo gestionando eso. Porque este gobierno tiene una obsesión contra la mayoría sindical, pero la mayoría sindical es derecho a decidir. Aquí los trabajadores vascos votan y eligen. Un demócrata y un abertzale no deberían, entrecomillas, convertir en objetivo como se neutraliza a las mayorías legítimamente constituidas. Con esto, además,  tiene que ver con la relativización del modelo de sociedad. Nosotros pensamos que en la fase en la que estamos ahora, el soberanismo crece desde la izquierda, regenerando el modelo de sociedad. Ser capaces de ofrecer a la gente que representamos un proyecto de país donde pueda  haber gente que se declare independentista sin ser abertzale, porque el modelo de sociedad que le ofreces le atrae.

¿Qué piensas de las declaraciones de Urkullu sobre Puigemont en el juicio del Tribunal Supremo? y Urkullu
Que el lehendakari Urkullu lo que no cuenta son las condiciones que ponen los catalanes para no hacer la declaración de independencia. El lehendakari ha querido subrayar que Puigdemon tiene presiones desde la  calle y desde ERC, pero no contó las condiciones que ponían los catalanes que reclamaron que no hubiera 155, que se vaya la policía,…porque Urkullu tiene interés en ese camino.


Es vidente que ELA mantiene una relación tensa con el Gobierno de Urkullu, del PNV-PSE
Nuestras diferencias son que no han sido posibles las críticas a la política de Gobierno, ni tampoco han respetado las reglas de juego. No les gusta. Son cuatro elementos de oposición a las políticas del Gobierno de Urkullu. 

Los contenidos con una impronta neoliberal,; la ruptura de reglas de juego, en la no hay rayas rojas; la cultura clientelar: ‘solo entro a hablar contigo de algo parcial si no hay crítica general’. Y la  defensa del status quo que, desde nuestro punto de vista, es no confrontar y gestionar los intereses con el Estado en los parámetros actuales. Es un cuestionamiento de calidad antidemocrática. Hay autoritarismos de diferente grado, pero la calidad democrática se mide por cómo tratas a quienes se oponen a ti. Porque a quienes están de acuerdo contigo, los tienes a tu disposición. Para nosotros tiene mucho valor. Ante las alternativas: colaboras con el sistema o tiras la toalla, nosotros decidimos no renunciar a los componentes de rebeldía, que es lo que estamos.