lunes, 7 de septiembre de 2015

POR ARETA PASÓ EL «IMPERIO» DE JOSÉ MARÍA RUIZ MATEOS (RUMASA)


Ardau, Vine (RUMASA) y Horsica
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En 1959 se inició la construcción de la fábrica de Ardau, en Areta, a iniciativa de varios vinateros mayoristas de la Alhóndiga de Bilbo. La sociedad Ardau SA se caracterizó porque su capital social estaba muy repartido entre sus numerosos socios, de forma que no existtía una persona individual o sociedad que prevaleciera sobre el resto.
El primer consejo de administración de esta sociedad estuvo formado por Eduardo Aranguren, Francisco Javier de Acha Valle, Ramón Ariño de Garay y Jesús Zamalloa Rotaeche, quien fue su primer presidente.

Ardau fue una de las empresas pioneras en su momento en la preparación y embotellado de este tipo de vinos, ya que por aquel entonces el consumo de vino en botella no estaba generalzado, sino que se utilizaban pellejos.

En 1972 Ardau cambió de denominación pasando a denominarse Vinícola Internacional S.A. En1982 su plantilla llegó a contar hasta con 117 trabajadores.

En esos  últimos años de actividad de Vinícola Internacional, perteneció a RUMASA, uno de los mayores holding privados del Estado español, que llegó a estar integrado por más de 700 empresas, presidido por José María Ruiz Mateos, que ha fallecido hoy.

Los problemas de la familia Ruiz Mateos a mediados de los ochenta afectaron a la fábrica de Areta. Rumasa fue expropiada por el Gobierno español (por el ministro Miguel Boyer) el 23 de febrero de 1983, en virtud del Decreto-Ley 2/1983, por razones de utilidad pública e interés social.  Estaba constituido por más de 700 empresas, con una plantilla que alcanzaba las 60.000 personas, facturando unos 350.000 millones de pesetas (más de 2.000 millones de euros) anuales. Tras la expropiación fue reprivatizada por partes.

Para la planta de Areta fue el principio del fin, porque tras desgajarse y reestructurarse Rumasa, fue a parar a tres empresarios que se quedaron con la empresa por una peseta (Horna, Silla y Cabacas) y cambió la denominación por Horsica. Uno de ellos, el tercero, estuvo cerca de Felipe González y ya entonces se reconoció que la empresa se la regalaron por "los favores prestados". En realidad, los tres llegaron a Areta para quedarse con las marcas y el sistema de producción para llevárselo a Sevilla, donde también tenían negocios.
Cerró en 1987, tras una larga huelga, ante el incumplimiento de todos los compromisos por parte de los tres nuevos socios, que demostraron que eran unos "cierre empresas" y unos esquilmadores. Destruyeron más de un centenar de empleos en Laudio.

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