miércoles, 23 de diciembre de 2015

Luís Antonio Cardozo Beristain: "Toda la vida con el amianto y nadie nos dijo que era peligroso, cancerigeno"

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Luís Antonio Cardozo Beristain, de 67 años, comenzó a trabajar con a penas 15 años de aprendiz en la antigua Aristrain, hoy Arcelor Mittal Olaberria. Está casado y tiene un hijo y una hija. Tiene engrosamiento y placas pleurales, microquistes y carcinoma epidermoide en el esófago derivado de su continuo contacto con el amianto, un mineral cancerígeno, en su vida laboral. Nadie les dijo del peligro del amianto, un mineral barato que ha permitido a los empresarios engordar sus beneficios a costa de la salud de los trabajadores. 
A través de Asviasmie, ha pedido a Osalan que se pronuncie y a la Seguridad Social le ha solicitado que le otorgue la enfermedad profesional y la incapacidad absoluta. Este extrabajador participó en la investigación del Oncológico sobre la mesotelina para la detección precoz del mesotelioma.


En esta entrevista echa la mirada atrás y recuerda que comenzó en la siderúrgica "el 2 de Mayo y cumplía los 15 años el 13 de junio. Estaba de pinche y entre las tres y las seis de la tarde nos formaban en electricidad, geometría...". Cardozo Beristain se jubiló con 55 años con una incapacidad total por una hernia discal provocada por un sobreesfuerzo que realizó al tener que cargar y sujetar un transformador de intensidad de 90 kilogramos; le dieron un 40% de minusvalía. "Me dio el latigazo, y lo noté. Al final terminé, pero ya había hecho suficiente esfuerzo en esos 40 años", precisó. "Toda la vida laboral estuve con el amianto. Nadie nos dijo de los peligros que tenía, ni nadie nos dio nada para protegernos", se lamenta aquejado ahora por esas patologías.


PREGUNTA: Una sola y diminuta fibra de amianto puede incrustarse en el interior de un cuerpo y permanecer latente años y años, de de 10 a 40. ¿cuándo se da cuenta de que el amianto ha despertado en su cuerpo y le está dañando la salud?
LUIS ANTONIO CARDOZO: Hace cuatro o cinco años acudí al médico de Zumarraga porque notaba que me cansaba, que no me encontraba bien. Me hizo pruebas con oxígeno y por medio de paseos, entre otras, y los resultados determinaron que tenía "amianto cicatrizado". Eso me dijo. No había oído hablar de algo así. El médico le quitó importancia. Pero hace tres o cuatro meses, sobre setiembre, no podía tragar nada. Ante esa situación, de Zumarraga me mandaron al oncológico de Donostia. Allí vieron que el pulmón izquierdo lo tenía afectado con una metástasis exterior, que afectaba al esófago, que se inflamó, y por eso no podía ni beber agua. Tras 20 o 25 días decidieron darme quimioterapia, que llevo cuatro sesiones, y diez, de radioterapia. Tengo que volver el día 29


PREGUNTA: ¿Como se encuentra?
LUIS ANTONIO CARDOZO: Estoy cansado, muy cansado. No puedo andar ni 200 metros seguidos y si hay alguna 'aldapa' (cuesta) me fatigo horrores.


PREGUNTA: ¿Ha vuelto a su médico de Zumarraga?
LUIS ANTONIO CARDOZO: Sí. Tuve lío, porque si hace cuatro o cinco años hubiera adoptado alguna medida preventiva, mi estado actual, igual no sería el mismo. Con el actual tratamiento de radioterapia y quimioterapia he perdido 17 kilogramos. Y, la realidad es que no sé si ya esto que tengo es irreversible.


PREGUNTA: ¿Desde cuándo estuvo en contacto con el amianto?
LUIS ANTONIO CARDOZO: Desde que entré en Aristrain (ahora Arcelor Mittal Olaberria). Soy electricista. Estaba en la sección de perímetría y nos dedicábamos a la medición y reparación de los hornos para que estuvieran a punto. Todos tenían amianto por todos los sitios, porque soportaban temperaturas de 1.300 grados centígrados y en fundición hasta 1.700 grados centígrados. Por lo que todos los detectores, etc estaban forrados de mangueras, mantas y placas de amianto. Muchas había que reponer, cambiar, cortar...porque con ese calor resistían, pero también se iban destruyendo.


PREGUNTA: ¿Convivía con el mineral cancerígeno sin saber de su peligro?
LUIS ANTONIO CARDOZO: Así fue. Nadie nos dijo que era peligroso y nadie nos dio, ni nos dijo que deberíamos llevar algún tipo de protección. Hacíamos barbaridades, porque estabas trabajando encima de los hornos o cualquier sitio cortando o manipulando amianto, y utilizabas las tijeras o lo que tuvieras a mano para abrir la lata de sardinas o de lo que fuera para almorzar. Eran las mismas tijeras con las que estabas cortando el amianto minutos antes. Nadie nos dijo nada. Después supe de su peligrosidad, porque compañeros nuestros estaban afectados por ese mineral cancerígeno. Pero nadie nos dijo nada. Es imperdonable y lamentable. He sabido de los casos de CAF, Indar y otras empresas, porque lo he leído en los periódicos.


PREGUNTA: 40 años trabajando con ese mineral cancerígeno y ¿nada de nada?
LUIS ANTONIO CARDOZO: He pasado más de media vida encima de los hornos y nadie nos dijo nada de ese peligro. Es así, parece increíble, pero es así. Nuestro trabajo además era difícil, porque te llamaban a las dos o las cuatro de la madrugada y tenías que ir, porque se había parado un horno o se había desregulado. Nuestro trabajo era complicado, pero allí estábamos, así que cuando tuve lo de la hernia discal dije que ya no podía más, que ya había hecho el esfuerzo durante toda la vida por esa empresa, siempre sufriendo. Pensaba en estar ya tranquilo, si se puede decir eso, y me ha salido esta enfermedad por culpa del amianto. Fíjese que nosotros íbamos al chalet del jefe, José María Aristrain -uno de los 100 empresarios más ricos del Estado español, según la revista Forbes-, a hacer chapuzas electricas o de carpintería. Teníamos contacto directo, pero nunca nos dijo nada del amianto. Nos lo ocultaban.


PREGUNTA: ¿Qué echa de menos ahora?
LUIS ANTONIO CARDOZO: Me gustaba ir al monte, a por setas y a jugar a la pelota, entre otras cosas, pero...ya es imposible. Cada día me canso más y creo que de esas salidas me tengo que olvidar.


PREGUNTA: ¿Qué piensa para sus adentros de lo que le ocurre?
LUIS ANTONIO CARDOZO: Voy a tratar de dejar todo bien atado, de sacar todo lo que pueda para mi familia, porque me han destruido la salud. Pero ya lo he dicho a los médicos y a la familia: si veis que estoy mal y es irreversible, decídmelo cuanto antes y me pego un tiro. No quiero sufrir ni hacer sufrir a quienes están a mi alrededor. Lo tengo claro. Pero, eso sí, quiero luchar hasta el final para conseguir todo que pueda contra quienes callaron sobre el amianto y me han dejado así, no a mí solo sino muchos otros compañeros.

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