miércoles, 6 de enero de 2016

SUSPENSO AL SISTEMA DE VIGILANCIA DE LA SALUD DE LOS TRABAJADORES



"El sistema de vigilancia de la salud no cumple con el objetivo de la detección temprana de daños a la salud relacionados con el trabajo"

http://pepereielkartea.org/suspenso-al-sistema-de-vigilancia-de-la-salud-de-los-trabajadores/

Un estudio elaborado por Maria Cruz Rodríguez-Jareño, Emilia Molineroc, Jaume de Montserratc, Antoni Vallès y Marta Aymeriche del Departament de Ciències Mèdiques, Facultat de Medicina de la Universitat de Girona y de servicios de prevención en Catalunya confirma la ineficacia de la vigilancia de la salud en el trabajo que se utiliza en estos momentos, lo que significa dejar expuestos a miles de trabajadores a enfermedades y riesgos y, a la vez, una pérdida económica que va hasta los 50 millones anuales, solo en Catalunya, por estos exámenes insuficientes.

Nadie hasta este estudio había examinado la realidad de lo que se está sucediendo. La sospecha de que la vigilancia de la salud laboral, como paso previo a evitar el agravamiento de determinadas patologías, no se está tomando en serio por la administración pública, las mutuas y los servicios de prevención es una realidad que, sobre todo, se extiende entre quienes trabajaron con amianto y sílice, además de productos químicos cancerígenos, entre otros afectados.

Son ejemplos. No es para menos. En la UE se pierden 167.000 vidas al año por accidentes de trabajo y, sobre todo, enfermedades profesionales, y más de 3 millones de trabajadores sufren bajas laborales por la falta de seguridad y salud en el trabajo.

Uno de los problemas más importantes en el mundo laboral es la falta de vigilancia específica de la salud de los trabajadores en activo o de quienes han pasado a la jubilación. Aunque las administraciones públicas destacan que existe, la realidad que se percibe es muy diferente. Pero esa percepción también se extiende al mundo de los médicos y de las enfermeras, según un estudio elaborado en Catalunya.

Una encuesta en línea dirigido a todos los médicos y enfermeras miembros de la Sociedad Catalana de Seguridad y Medicina del Trabajo analizó la realidad de la vigilancia de la salud entre los y las trabajadoras. 
La principal conclusión que obtiene es que «no cumple con el objetivo de la detección temprana de daños a la salud relacionados con el trabajo, ni contribuye a mejorar el sistema de prevención de riesgos laborales». 

Los resultados se publicaron hace unos meses en la revista Gaceta Sanitaria. Hace unos días la publicación ISTAS de CCOO realizó, precisamente, una entrevista a la doctora Mari Cruz Rodríguez-Jareño, quien remarcó esos datos negativos. Destacó que «entre un 47% y un 60% de los participantes valoró negativamente la vigilancia colectiva de la salud, la comunicación entre los servicios de prevención y los sistemas públicos de asistencia sanitaria (Sistema Nacional de Salud y Mutuas Colaboradoras con la Seguridad Social), así como el grado de derivación, por parte de los servicios de prevención, de enfermedades profesionales y relacionadas con el trabajo a mutuas». 

Determinó, a la vez, que los exámenes de salud no son específicos y que no se realizan en base a la evidencia científica. «Entre un 72% y un 75% de los profesionales opinó que los exámenes de salud para la vigilancia de la salud no cumplen con el objetivo de detección precoz de daños a la salud relacionados con el trabajo, que el coste económico no acaba revirtiendo en proteger la salud de los trabajadores y que los exámenes de salud no hacen una contribución efectiva a la mejora del sistema de prevención de riesgos laborales, no sirviendo, por ejemplo, para la introducción de adaptaciones o mejoras en la exposición y/o condiciones de trabajo de los trabajadores», destacó la doctora, que encabezó la investigación.

El estudio plantea serias preocupaciones acerca de cómo se realizan los exámenes de salud dentro del sistema de vigilancia de la salud de nuestros trabajadores. En setiembre de 2011, la Sociedad Catalana de Seguridad y Medicina del Trabajo tenía 539 miembros profesionales de atención de salud: 435 médicos y 104 enfermeras. Un total de 321 profesionales (59,6%) participaron en la encuesta. De ellos, 285 completaron la sección de opinión del cuestionario, dando una tasa de respuesta del 53% de los cuestionarios completados. La edad media de la muestra fue de 47,6 años, el 63,9% fueron mujeres, y el 82,1% de las respuestas fueron de médicos.

PREVENCIÓN NECESARIA 

La Oficina Internacional del Trabajo (OIT) señala, como se explica en el estudio, que "el propósito central de vigilancia de la salud de los trabajadores es la prevención primaria de las enfermedades y lesiones ocupacionales y laborales, y los exámenes de salud juegan un papel muy importante, no sólo en la enseñanza primaria, sino también en la prevención secundaria, a través de detección temprana. Exámenes y pruebas médicas, sin embargo, no deben llevarse a cabo como una consideración de rutina y superficial, y se debe dar valor y relevancia".

En muchos países europeos es una obligación de todos los empleadores proporcionar cobertura de salud en el trabajo para sus empleados. La principal ley de salud y seguridad españolas, una transcripción de la Directiva Marco Europea 89/391 / CEE, obliga a las empresas a ofrecer vigilancia sanitaria adecuada a sus empleados, y afirma que los exámenes de salud deben ser específicos y un instrumento clave para la prevención. Estos exámenes son realizados por profesionales de la salud en el trabajo dentro de los servicios de prevención. 

La doctora explica en la entrevista a ISTAS que "dada la importancia del tema y la escasez de publicaciones decidimos emprender este estudio con un doble objetivo: determinar la utilidad preventiva ocupacional de los exámenes médicos para los trabajadores en nuestro país a partir de la opinión de los profesionales de la salud en el trabajo, mientras que la búsqueda de las diferencias potenciales por sus características personales o profesionales; y para identificar las áreas de mejora de la vigilancia de la salud dentro de los servicios de prevención".

Remarca que los resultados determinan que "de acuerdo con más del 70% de los participantes: la coordinación de los servicios de prevención con el Servicio estatal de Salud es pobre (75,1%); el costo económico de la vigilancia de la salud no está bien empleado con el fin de proteger la salud de los trabajadores (72,3%); vigilancia de la salud fracasa en su objetivo de la detección temprana de daños a la salud relacionados con el trabajo (74,0%); y no mejorar el sistema de prevención de riesgos laborales (71,9%) -es decir, mediante la introducción de adaptaciones o la mejora de las exposiciones y/o las condiciones de los trabajadores en su puesto".

Además, el estudio confirma que, aproximadamente la mitad de los participantes considera que la remisión de los casos sospechosos (60,4%) y la comunicación con las mutuas es pobre (48,1%), también consideran negativa la calidad de la vigilancia de la salud colectiva (47,0%) y precisa que los exámenes de salud no están centrados en los riesgos reales (58,9%)"

PRUEBAS ÚTILES 

En la entrevista de ISTAS la doctora Maria Cruz Rodríguez-Jareño destaca que para cambiar la situación "habría que mejorar la especificidad de los exámenes de salud para poder conseguir su función preventiva. Para ello, el médico o enfermero del trabajo debería poder tener un conocimiento mucho más profundo del trabajo y los riesgos existentes, así como del estado de salud del trabajador de aquel al que actualmente tiene acceso". Pero insiste en que además se deberían utilizar "las pruebas adecuadas que hayan demostrado ser útiles para detectar los efectos que estos riesgos laborales pueden tener sobre la salud de este trabajador concreto. Estas pruebas pueden ser desde un cuestionario hasta una entrevista con el médico o la enfermera, un examen de salud o pruebas más específicas y sofisticadas, dependiendo de cada caso. Encontrar estas pruebas adecuadas es muy importante para llevar a cabo una vigilancia de la salud específica, tal como marca la ley". Porque insiste en que "actualmente, el mayor número de exámenes médicos son periódicos y muchas veces de tipo 'generalista', cuando nuestro sistema público de salud ya es el encargado de detectar y tratar enfermedades comunes, o sea, no relacionadas con el trabajo, y está perfectamente capacitado para ello".

Maria Cruz Rodríguez-Jareño precisa en esa entrevista que "se podría aumentar porcentualmente otro tipo de exámenes de salud, como por ejemplo los iniciales por reincorporación tras una baja prolongada a petición de la empresa, y a petición del trabajador; a la vez que facilitar el acceso de los trabajadores a los servicios de prevención, para que puedan hacer consultas sobre temas de salud que crean relacionados con el trabajo en el momento adecuado. Un contacto puntual, rutinario y aislado, aunque sea todos los años, no puede ser eficaz para un diagnóstico precoz. Se deberían delimitar los casos en que la vigilancia de la salud es obligatoria, se debería promover el uso de otras herramientas de vigilancia de la salud como los cuestionarios y no exclusivamente los exámenes de salud".

Entiende, por último, que "en conjunto, sería conveniente revisar y actualizar los protocolos (redactados por el Ministerio de Sanidad o los Departamentos de Salud de las comunidades autonomicas) con los que se guían los profesionales sanitarios a la hora de hacer los exámenes de salud, que además deberían ser más ágiles y prácticos. Desligar el certificado de aptitud de los exámenes de salud en los casos de vigilancia de la salud voluntaria. En estos casos, más que de aptitud deberíamos hablar de qué recomendaciones, si fuera el caso, se podrían dar a la empresa, con tal de mejorar las condiciones de trabajo en caso de detectarse alguna anomalía en la salud de los trabajadores relacionada con el trabajo o algún riesgo que se hubiera pasado por alto durante la evaluación de riesgos".


167.000 MUERTES AL AÑO EN LA UE
Los datos demuestran el drama que sufren miles de trabajadores y sus familias y el coste que tiene para las arcas públicas. Pero, ¿por qué no se actúa con eficacia? Esa es la clave. Estos datos llevan encima de la mesa desde hace años. ¿Por qué los gobiernos miran a otro lado ante esa falta de prevención, seguridad y salud en los centros de trabajo? La razón siempre confluye en una: el poder que tienen los grandes y pequeños empresarios para hacer que esos gobiernos no se fijen en esa falta de prevención, desoyendo lo que dice la legislación. Incumplen la ley de prevención, pero no ocurre nada, y si se muere o resulta incapacitado un trabajador se contrata a otro.

Es duro, pero la realidad muestra esa situación. Hace unas semanas la comisaria europea de Empleo, la belga Marianne Thyssen, destacó en Bilbo que la falta de salud relacionada con el trabajo cuesta entre el 2,6% y el 3,8% de su PIB. Quiere decir que cada año la falta de prevención y seguridad laboral en los centros de trabajo europeos cuesta, además de muchas vidas, entre 345.570 millones y 505.060 millones. 

El exdirector de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, Jukka Takala, confirmó hace unos años que en la UE-28 fallecen al año 167.000 personas «atribuidas a accidentes de trabajo y enfermedades profesionales». De ellas, 159.000 tienen relación con las enfermedades profesionales». De éstos, 74.000 fallecidos «se pueden atribuir al trabajo con sustancias peligrosas, incluido el amianto». Las muertes por accidentes de trabajo son los menos, pero están en torno a las 8.000 muertes al año. 

La falta de medidas de prevención y de seguridad laboral es la principal causa, unida a la elevada precariedad que impide la formación en materia de riesgos o, entre otros, los ritmos inadecuados de trabajo y, también, a que la vigilancia de la salud falla.

En 2014,  a falta de los resultados finales de 2015,  en el Estado español se han producido un total de 22.949 patologías causadas por el trabajo, 17.260 expedientes de enfermedades profesionales y 5.689 expedientes de patologías no traumáticas causadas o agravadas por el trabajo. Un 34,7% de los trabajadores considera que no podrá realizar el mismo trabajo pasados los 60 años, por la dureza del mismo.


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