El año pasado se realizaron en Hego Euskal Herria casi 7 millones de horas extraordinarias oficiales. Es un repunte. Así, el aumento en Euskadi (CAV) fue del 4,8% respecto a 2013. Se registraron 4,96 millones de horas extras y en Nafarroa 1,77 millones, un 13% más que en 2013. En el conjunto del Estado español fueron 112,2 millones de horas extraordinarias, más de 12 millones más de extras.
TRES REFLEXIONES ANTE ESTA DURA Y GRAVE REALIDAD:
PRIMERA: Estamos hablando de horas extraordinarias oficiales que el empresario declara. Fue el propio Gobierno de Gasteiz el que determinó a comienzos de este siglo que la realidad es que son entre tres y cuatro veces más las que se realizan en los centros de trabajo, pero se ocultan con una doble intención: de fraude a las arcas públicas y de, evidentemente, una merma en la creación de empleo. Porque, las horas extraordinarias cotizan mas. Pero la realidad se situaría entre 21 a 28 millones de horas extras reales en suelo vasco.
SEGUNDA: La terrible insolidaridad que genera esa situación, más en este momento con las elevadas tasas de desempleo. Solo con las horas extraordinarias que se realizaron en Hego Euskal Herria se podrían haber creado 4.000 puestos de trabajo a tiempo completo y fijos. En conjunto, en el Estado español hubieran sido 66.000 puestos de trabajo. Aunque serían el triple si se contabilizan esas horas extras ocultas. Es decir, una cantidad importante de empleo en las actuales circunstancias.
TERCERA: Esta realidad que se da en los centros de trabajo y, aunque es cierto que en los años de crisis se redujeron por una caída en la producción, en este momento vuelven a repuntar. Esta situación supone un obstáculo directo para avanzar hacia una jornada laboral de 35 o 30 horas semanales para repartir el trabajo existente y poder trabajar más personas.
Es una situación complicada porque ¿cómo se puede entender que en un momento de tan elevadas tasas de precariedad y de desempleo se pueda estar recurriendo a ampliar las jornadas laborales? Es una agresión directa por parte de los empresarios y también parte de la insolidaridad de los propios trabajadores, sobre la que tenemos que reflexionar. No se me escapa la idea que muchos dicen que “meten horas extraordinarias” para disponer de “sueldos más dignos”. Sin embargo, creo que esa es otra pelea que no debemos mezclar, porque es la principal baza que damos al empresario para perpetuar esa situación tan grave.
Termino con una última reflexión (aunque sé que este tema da para escribir un ensayo de decenas de páginas). Creo que los sindicatos deberían poner la acción adecuada para lograr la instauración de las 35 horas. Aunque es una idea que siempre esgrimen, creo que deben dar un paso con acciones directas para lograrlo. Un mal precedente se encuentra en el Gobierno Vasco que rompió el acuerdo que se tejió con el cambio de siglo al instaurarse esa jornada en el sector público, pero el Gobierno de Urkullu rompió aquel amplio acuerdo que obtuvo el respaldo del Parlamento Vasco. Este paso negativo se hace solo con el fin de beneficiar a la mayoría de los empresarios que, al estar instauradas las 35 horas en la Administración pública vasca, las veían como una agresión a sus pretensiones.
¡Volvamos a las 35 horas o menos, para trabajar más y en mejores condiciones!
Cuadros: Randstad.
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