Estos días el amianto es el protagonista. Es dramático. Sale a debate, a la luz, y eso es necesario para que se conozcan sus efectos dañinos sobre la salud. En Bruselas, el Consejo Economico y Social ha organizado este miércoles una jornada en torno al mineral cancerígeno con expertas como Laurie Kazan-Allen, del International Ban Asbestos Secretariat (IBAS) entre otros muchos.
En Gasteiz, el Parlamento decidirá por unanimidad este jueves la reclamación al Gobierno de Madrid de un Fondo de Compensación para las Víctimas del Amianto, que haga más fácil la vida de los afectados por el “mineral asesino”. Es un paso, el primero que se produce de estas características en todos los parlamentos del Estado español. Hace falta que esa demanda sea atendida y resuelta.
El CES Vasco, en tercer lugar, cierra el viernes otro debate sobre el amianto, siguiendo las demandas del CES Europeo. Pero, Entre medias, este jueves en Bilbo hay un nuevo juicio por una demanda interpuesta por la empresa Kaefer Servicios Industriales S.A.U., porque la Seguridad Social le impuso un recargo de prestaciones del 40% por la enfermedad profesional del mesotelioma a consecuencia de la cual falleció el trabajador J.L.C.S. La empresa que no puso las medidas adecuadas de protección para evitar la contaminación del trabajador rechaza ese recargo y busca el amparo judicial. Es intolerable.
La gravedad de las consecuencias del amianto son enormes. Porque hay que recordar, como explica el CES Europeo, que se esperan en la Unión Europea mas de 300.000 muertes por amianto hasta 2030.
El Comité Económico y Social Europeo (CESE) y el Comité de las Regiones (CDR) abre el debate con una serie de expertos y expertas para adoptar el camino para “Liberar a Europa de forma segura del asbesto”.
Porque, a pesar de que en toda Europa existe la prohibición del amianto desde 2005, según la OMS, “entre 20.000 y 30.000 casos de enfermedades relacionadas con el amianto se registran cada año sólo en la UE” y se espera que más de 300.000 ciudadanos mueran por mesotelioma hasta 2030 en la UE. De hecho, la OMS confirma que cada año mueren en todo el mundo 112.000 personas por enfermedades relacionadas con el amianto. Ofrece un dato demoledor: Más del 80% de las escuelas en Gran Bretaña todavía contienen amianto e incluso su parlamento británico no es inmune.
También es “alarmante el riesgo emergente para los consumidores cotidianos” asociados a consumo importados y otros productos que contienen amianto que se desliza a través de controles de vigilancia del mercado de la UE.
Por eso, el Dictamen del CESE insta a la Comisión Europea para desarrollar planes de acción “para la eliminación y gestión de amianto que podría costar entre 10.000 y 15.0000 millones de euros por país para los países más grandes de la UE.
La resolución del CESE reclama como objetivo primordial “erradicar todo el amianto a finales de 2032”. Es un plazo demasiado largo, porque el Consejo Economico y Social ha reconocido que quedó prohibido en toda la UE.
El informe sostiene que “demasiadas personas en Europa sufren a causa de enfermedades relacionadas con el amianto. La mayoría de estas enfermedades están relacionadas con el trabajo, pero no todas ellas. Las amas de casa que solían lavar la ropa de trabajo de sus maridos también se vieron expuestas a las fibras de amianto, al igual que sus hijos”. Y, por último, alerta de que puede dar lugar fácilmente a otra generación de víctimas del amianto, especialmente a la luz de la última investigación científica sobre la cuestión de los niveles de exposición, los períodos de latencia y el desarrollo de enfermedades”.
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