Hace unos días Gaindegia hizo público un informe sobre importaciones y la dependencia energética de Euskal Herria.
Al final llega a esa conclusión del interrogante de este artículo. Porque este trabajo admite que “la tendencia de las importaciones en Euskal Herria es similar a la de las exportaciones: cada vez interactuamos con más países”. En lo que respecta a la importación de productos energéticos, “nuestra situación es muy parecida a la del resto de países europeos: disminuye la dependencia con respecto a los principales proveedores (Rusia) con el fin de mitigar el efecto que puedan generar las variaciones de precio y las crisis geopolíticas del momento, apostando por la diversificación de las fuentes energéticas”.
Pero desgracia que “sea como fuere, Euskal Herria debe reflexionar sobre su situación, sobre todo, en cuanto al nivel dependencia con respecto a las importaciones de ciertos sectores. Hoy en día, debido al peso de la industria transformadora en nuestro territorio, importamos del exterior no sólo energía, también diversos bienes intermedios. Dichos productos son fundamentales para el tejido productivo de Euskal Herria, sin embargo, cabe preguntarse si no es posible transitar a situaciones de menor dependencia o mayor valor añadido”.
El ámbito alimentario puede ser un buen ejemplo de ello, según explica. Aun siendo un país con una alta capacidad de producción y transformación, “seguimos aumentando nuestra dependencia”. Por lo que determina que “La necesidad de una agricultura y una pesca que revitalicen amplias áreas de nuestro territorio, generen empleo y sirvan para una gestión sostenible del medio natural debieran ser suficientes argumentos para reforzar nuestras apuestas en este sentido”.
Por tanto, asegura que “está por explorar el camino hacia la soberanía energética y alimentaria, como lo está la construcción de recursos y nuevas actitudes para avanzar en ese objetivo”.
Añade que “Cabe subrayar que existe una gran tradición de comprar fuera lo que podemos disponer en casa, algo habitual en muchos países desarrollados. Sin embargo, esto hace que aumente nuestra dependencia hacia el exterior, además de influir negativamente en la diversidad de nuestra economía y la conservación de nuestras capacidades estratégicas”.
Porque Los flujos comerciales de Euskal Herria tienen saldo positivo: “nuestras exportaciones tienen mayor valor que aquello que importamos. Y es que los productos que produce y exporta la industria vasca son productos con un alto valor añadido”. Sin embargo, el estudio añade que “tenemos la misma carencia que la mayoría de países industriales de Europa: la energía es un recurso imprescindible pero escaso en nuestro territorio”.
Porque, a juicio de Gaindegia, “esta materia prima por la que pagamos un gran precio condiciona, además, el valor de los flujos comerciales que llegan a Euskal Herria”.
El valor de las importaciones ascendió a 39.769 millones euros en el 2014, casi el doble que veinte años atrás. “Dichas cifras no tienen en cuenta los productos llegados del Estado francés a Ipar Euskal Herria debido a la falta de acceso a dichos datos”, recuerda Gaindegia.
En 2008 el valor aquel año ascendió hasta los 50.769 millones, el tope, y desde entonces han bajado un 22% “debido a la inestabilidad del precio del petróleo y del euro”.
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